El Tour de 9 días desde Marrakech al Desierto, Fez y Chefchaouen es una de las rutas más completas para descubrir la diversidad y el encanto de Marruecos. Es un recorrido que une el exotismo del Sahara con la historia viva de las Ciudades Imperiales y el sosiego de los pueblos del norte. Desde los laberintos de Marrakech hasta las dunas doradas del Erg Chebbi, pasando por los bosques de cedros del Atlas y el misticismo azul de Chefchaouen, este viaje combina cultura, naturaleza y emoción.
Cada etapa revela un Marruecos diferente: el de los zocos y los aromas, el de los nómadas y los oasis, el de los palacios antiguos y las montañas infinitas. Es una aventura que invita a desconectar del mundo moderno y reconectarse con la esencia del viaje.
Desde Marrakech
8:00 AM
Cruzar el Alto Atlas y la Kasbah de Ait Ben Haddou
Dormir bajo las estrellas en el desierto del Sahara
Visitar Fez, capital cultural de Marruecos
Pasear por la ciudad azul de Chefchaouen
Recorrer paisajes únicos: oasis, gargantas y montañas
A tu llegada al aeropuerto de Marrakech-Menara, nuestro equipo te dará la bienvenida con la hospitalidad típica marroquí. Durante el traslado al riad u hotel, empezarás a sentir el latido vibrante de esta ciudad legendaria. Marrakech es un universo de colores, sonidos y aromas: los vendedores ambulantes, los carros tirados por caballos y los ecos del muecín marcan el ritmo de una ciudad eterna.
Por la tarde, si el tiempo lo permite, podrás comenzar a explorar la famosa Plaza Jemaa el-Fna, el corazón de la vida marroquí. Cuando cae la noche, se convierte en un escenario vivo donde narradores, músicos y cocineros al aire libre crean un ambiente único. Desde una terraza con vistas, el atardecer sobre los minaretes y los tejados rojizos será tu primera postal de Marruecos.
Cena libre y noche en Marrakech.
Tras un desayuno tradicional con pan fresco, miel y aceite de argán, partiremos hacia el sur cruzando las montañas del Alto Atlas por el serpenteante paso de Tizi n’Tichka, el más alto de Marruecos. El paisaje cambia a cada curva: valles profundos, aldeas bereberes de adobe y terrazas cultivadas se extienden hasta donde alcanza la vista.
Nuestra primera gran parada será la legendaria Kasbah de Ait Ben Haddou, una fortaleza de tierra rojiza declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus torres y murallas parecen emerger del desierto, y al caminar por sus calles estrechas se siente la historia de siglos pasados. Fue escenario de películas como Gladiator, La Momia o Juego de Tronos, y conserva la esencia del antiguo Marruecos sahariano.
Después del almuerzo, continuaremos hacia Ouarzazate, conocida como “la puerta del desierto”, donde podrás admirar la Kasbah Taourirt, antigua residencia del pachá de la región. A medida que nos acercamos al Valle del Dades, el paisaje se vuelve cada vez más espectacular: montañas de tonos rojizos, gargantas profundas y pequeños oasis rodeados de palmeras.
Llegada al valle al atardecer, con la luz dorada bañando las colinas de roca. Cena y noche en un riad tradicional rodeado de naturaleza.
La mañana comienza con el aire fresco del valle y el canto de los pájaros. Después del desayuno, nos dirigiremos hacia las Gargantas del Todra, un cañón natural donde los muros de piedra se elevan como gigantes hasta más de 300 metros de altura. Pasear por este desfiladero es una experiencia sobrecogedora, donde la fuerza de la naturaleza se siente en cada paso.
Seguimos nuestro camino hacia Erfoud y Rissani, cruzando paisajes áridos salpicados de palmerales. El aire se vuelve más cálido y el horizonte empieza a teñirse de arena: estamos entrando en el desierto del Erg Chebbi. En Merzouga, los dromedarios te esperan para adentrarte en las dunas, en un silencio absoluto que solo se rompe con el viento y el sonido de las pisadas sobre la arena.
Durante el paseo, el sol desciende lentamente pintando el cielo con tonos naranjas y rosados hasta desaparecer tras el horizonte. Llegarás al campamento bereber justo a tiempo para disfrutar de una cena tradicional bajo un cielo estrellado. La música de los tambores alrededor del fuego y la inmensidad del desierto harán de esta noche un recuerdo eterno.
Alojamiento en jaima privada con todas las comodidades.
El amanecer en el desierto es un espectáculo que no se olvida. Las dunas cambian de color con los primeros rayos del sol, creando un paisaje casi irreal. Después del desayuno, dedicarás el día a explorar el entorno del Erg Chebbi, un desierto vivo lleno de cultura y tradición.
Visitaremos el pueblo de Khamlia, conocido por su comunidad gnawa, descendientes de antiguos esclavos del África subsahariana. Su música espiritual, acompañada por tambores y castañuelas metálicas, transmite la historia de sus ancestros.
Luego recorreremos las pistas desérticas en un vehículo 4×4, visitando antiguas minas, aldeas bereberes y familias nómadas que todavía viven en haimas. Conocerás su modo de vida sencillo y hospitalario, compartiendo un té con ellos en medio de la nada.
Por la tarde, podrás disfrutar de un paseo en quad o simplemente relajarte observando la puesta de sol desde lo alto de una duna. La noche llega lentamente y el silencio del Sahara envuelve el campamento. Cena y segunda noche en el desierto, bajo un cielo estrellado imposible de olvidar.
Despertarás temprano para disfrutar de la salida del sol antes de dejar el desierto atrás. Tras desayunar, iniciaremos el camino hacia el norte atravesando el Valle del Ziz, donde un extenso palmeral verde contrasta con las montañas áridas del Atlas. Este valle, surcado por ríos y kasbahs, es uno de los paisajes más bellos de Marruecos.
A medida que ascendemos hacia el Medio Atlas, el clima cambia: el aire se vuelve más fresco y aparecen los bosques de cedros. En Azrou, tendrás la oportunidad de ver a los simpáticos monos de Berbería que habitan en libertad. Luego, haremos una parada en Ifrane, una ciudad sorprendentemente europea conocida como “la Suiza marroquí”, por su limpieza, su arquitectura de tejados inclinados y su ambiente tranquilo.
Por la tarde llegaremos a Fez, la capital cultural y espiritual del país. Las callejuelas antiguas y los minaretes que se asoman entre las casas anuncian que has llegado a una ciudad con alma.
Cena y noche en un riad tradicional en el corazón de Fez.
Fez es una ciudad que transporta al pasado. Fundada en el siglo IX, conserva una de las medinas más antiguas y mejor preservadas del mundo islámico. Acompañado por un guía local, te adentrarás en este laberinto de callejones donde la vida cotidiana parece seguir el ritmo de hace siglos.
Visitarás la Madrasa Bou Inania, una obra maestra de la arquitectura meriní, la Universidad Al Karaouiyine, reconocida como la más antigua del mundo, y los Curtidores de Chouara, donde los artesanos tiñen el cuero con técnicas tradicionales. Los colores, los olores y los sonidos crean una experiencia sensorial única.
También conocerás el Palacio Real, con sus impresionantes puertas doradas, y el barrio judío (Mellah), testigo del pasado multicultural de Fez.
Al final del día, podrás disfrutar de una vista panorámica desde una colina que domina toda la ciudad amurallada: un mar de tejados de barro y minaretes que se tiñen de dorado al atardecer.
Cena y noche en Fez.
Después del desayuno, la ruta continúa hacia el norte, rumbo a las ruinas romanas de Volubilis, un impresionante sitio arqueológico que revela el pasado romano de Marruecos. Caminarás entre columnas, mosaicos y templos bien conservados que narran la historia de una antigua ciudad floreciente.
A pocos kilómetros se encuentra Meknes, otra de las grandes Ciudades Imperiales. Fundada por el sultán Moulay Ismail, fue conocida como “la Versalles de Marruecos” por su grandiosidad. Podrás admirar la monumental Puerta Bab Mansour, el Mausoleo de Moulay Ismail y los antiguos graneros reales, ejemplos del esplendor de su época.
Por la tarde, el camino te llevará hacia el norte, atravesando paisajes montañosos hasta llegar a la ciudad azul de Chefchaouen. En cuanto entres en sus calles, sentirás una paz especial: cada muro, cada escalera, cada puerta está pintada en tonos de azul que parecen flotar entre las montañas del Rif.
Cena y alojamiento en un riad con vistas al casco antiguo.
El día está dedicado a descubrir la serenidad de Chefchaouen, una de las ciudades más bellas y fotogénicas del mundo. Sus callejones empinados y sus casas azul celeste crean un ambiente mágico y relajante. Pasear por esta ciudad es dejarse llevar: no hay prisa, solo el placer de observar y respirar la calma.
Podrás visitar la Kasbah, la Plaza Uta el-Hammam, los zocos artesanales y los miradores desde donde se obtiene una vista completa del pueblo y las montañas. Chefchaouen es el lugar perfecto para comprar recuerdos auténticos: mantas tejidas, cerámica colorida o aceite de argán puro.
Por la tarde, podrás disfrutar de un té a la menta en una terraza mientras el sol cae lentamente sobre las montañas del Rif.
Cena y segunda noche en Chefchaouen.
Tras el desayuno, emprenderemos el viaje de regreso hacia Marrakech. La carretera desciende por los valles del Rif ofreciendo paisajes tranquilos y llenos de vida rural. Durante el trayecto, realizaremos paradas para descansar y disfrutar del entorno, pasando por Rabat o Casablanca, donde tendrás una breve visita panorámica si el tiempo lo permite.
Finalmente llegaremos a Marrakech, donde serás trasladado a tu alojamiento o al aeropuerto, según la hora del vuelo.
Así concluye esta inolvidable travesía de nueve días por Marruecos, un viaje que te habrá llevado desde el desierto más profundo hasta las montañas y el mar, revelando la riqueza cultural y la belleza infinita de este país fascinante.
